miércoles, 13 de enero de 2016

La historia de Shiva y Shakti


Es la historia de la búsqueda del ser amado dentro de nuestro propio ser.
El reencuentro con nuestra totalidad a partir de la unión de los opuestos.

 La historia cuenta el despertar de Shakti Kundalini, nuestra experiencia material, su ascensión y viaje por los chakras, vivenciándolos y dinarnizándolos hasta, por fin, encontrarse y unirse a su amado Señor Shiva, nuestra consciencia espiritual.

Cuenta la tradición que, en la base de la columna vertebral, existe una energía dormida. Esa energía está representada bajo la forma de una serpiente enrollada en el hueso sacro. En su sueño, vivimos en un estado de adormecimiento, de ilusión, llamado Maya. En él quedamos prisioneros de los ciclos kármicos de causa y efecto, ya que, como apenas personajes, estamos totalmente inconscientes de nosotros mismos, como actores de nuestro verdadero papel en la vida. En este estado buscamos solo aquello que el mundo material nos ofrece. Nuestra felicidad está inevitablemente dependiendo de él. Corazones y mentes, alma y espíritu están esclavizados por las sensa­ciones materiales de placer y dolor y las conductas morales basadas en los conceptos del bien y del mal. La seguridad y la estabilidad valen más que la espontaneidad y la libertad.

Vivimos prisioneros del pasado, inseguros ante el futuro, perplejos ante el presente y, sobre todo, llenos de miedo ante la sombra de la muerte, que nos persigue, paso a paso, como si fuese el fin de todo.

A veces, de manera espontánea o incluso a través de un accidente, esa energía se despierta en seres más evolucionados. No obstante, existen diversas técnicas para su activación que van desde posturas y ejercicios respiratorios, hasta prácticas de magia sexual, reteniendo el orgasmo y transformándolo en combustible energético para la iluminación espiritual.


Cuando despertamos nuestra serpiente, despertamos la propia energía femenina del espíritu, física, sexual, que es la base de toda la creación en el mundo material e, incluso, de la propia experiencia espiritual. Ese despertar, como en los cuentos de hadas, transforma esa terrible serpiente en una bella diosa, Shakti Kundalini, que asciende por la médula espinal, despertando y desposando a las divinidades que existen en cada chakra. Esos dioses activos significan el buen funcionamiento de los chakras, desbloqueados y armonizados por la propia energía Kundalini.
Por fin, al llegar al sexto chakra, a la altura de la frente, entre las cejas, Shakti encuentra dormido a su eterno amado, el Señor Shiva, nuestra consciencia es­piritual. Entonces empieza a danzar para él, y el amor que emana de su danza lo despierta. Él se une a ella en esa danza y los dos, danzando y amándose, se funden en un solo ser, el andrógino, mitad masculino, mitad femenino, realizando así la Boda Mística, donde los opuestos se unen para volver nuevamente a la unidad, o sea, divinidad y humanidad, Cuerpo y Espíritu danzando unidos en un solo ser.
Y para terminar la historia, este ser Shiva-Shakti, se transforma en pura luz y, como una espiral de energía, atraviesa el Portal de Brahma, el séptimo chakra en la coronilla, y desaparece en el Infinito, volviendo a la Luz Original.

El gran fundamento de este cuento afirma que solo a través de la experiencia llegaremos a nuestra esencia. Solo a través de Shakti llegaremos realmente a Shiva. La energía vital, que corre por el interior de la médula espinal, es el detonante fundamental tanto para desbloquear como para equilibrar todos los chakras horizontales, así como también para encender la llama de la corona espiritual.

Vemos, entonces, que se trata de un proceso: el despertar de la Kundalini y su viaje a través de los chakras, uno por uno, hasta llegar a su destino. No se pueden saltar etapas ni chakras. Se ha de experimentar cada peldaño de esa escalera de consciencia que es la columna vertebral.
Comenzamos por la base, con el despertar de la energía vital, tomando consciencia del cuerpo y de sus sensaciones. A continuación abrirá el camino para el equilibrio entre lo emocional y lo racional. A partir de ahí abrirá las puertas del corazón y de la consciencia hasta unirse, al fin, a su esencia.



"La historia de Shiva y Shakti, la podemos interpretar en nosotros mismos, de una manera Alquímica, como la trasmutación de nuestros opuestos, logrando de esta manera trascender los mismos."

 Ejemplo: nuestra energía masculina y femenina o el hemisferio cerebral izquierdo y derecho.



Según el profesor Sri Sankara, la lectura de los textos sagrados de los Upanishads, de la milenaria cultura védica, una filosofía anterior incluso a la conformación de la religión hinduista como tal, permite descubrir en nosotros la presencia de estas dos formas de la conciencia humana, expresadas a través de Shiva y Shakti.

El poder de Shiva y Shakti en nosotros

Sri Sankara nos indica que podemos reconocer en la vida cotidiana la presencia de Shiva y Shakti en nuestra conciencia, contactándose con estas dos deidades en nuestro interior a través de la meditación y dejando que se expresen y fluyan, entregándonos con su presencia la bendición divina de contemplar la danza de la vida.


Shakti es la virtud del pensamiento o conciencia dinámica. Shakti es movimiento, actividad, rapidez, voluntad, comunicación, creatividad e inspiración. También se le puede describir como una serpiente en movimiento o como un océano con fuerte oleaje.
Mientras que Shiva es la consciencia suprema, también llamada conciencia omnipresente o testigo. Shiva es impersonal e inactivo; es sereno, calmo, inmóvil, inmutable y con sus ojos cerrados está en un estado de meditación. A Shiva se le describe también como una serpiente inmóvil o también como un océano calmo y sin olas.

 

Según explica el profesor Sri Sankara, la belleza del concepto radica en que Shakti está siempre con Shiva; están enlazados en una danza de vida. No son dos entes separados sino que representan los dos aspectos de una misma conciencia. “Ellos son inseparables como el fuego y el calor”, se describe textual en los Upanishads.
También se asocia a Shakti con la creatividad, con la llamada serpiente Kundalini y en su representación menos benévola se expresa como la diosa Kali, que es la semilla y la matriz del mundo entero, pero al mismo tiempo tiene el poder de la destrucción en el sentido de cambio. Es el poder de la creación y la destrucción al mismo tiempo: ese es el poder divino del señor Shiva.